Variaciones II

Carla y Mia paseaban, aunque había tanta niebla que casi no se veían.

Mia tenía la mirada perdida y hablaba en susurros, Carla se limitaba a saborear en silencio su nueva sonrisa culpable.

Cuando estaban a punto de entrar en su cafetería -que habían hecho suya a base de febreros, junios, Colacaos calientes, Nesteas con mucho hielo, videoclips, documentales, carcajadas, lagrimillas y, por encima de todo, toneladas de apuntes- Mia dijo:
- ¿Te acuerdas de lo de las señales? Creo que voy a empezar a plantearme su veracidad, su importancia y, sobre todo, el efecto de las circunstancias paralelas.

Carla respondió:
- Me parece una idea brillante, yo empezaría buscándolas en tu i-pod y comería galletas para interpretarlas mejor.

Se dieron un par de empujones cariñosos riéndose como niñas al comprobar que él seguía como siempre tras la barra. Cuando se sentaron en la mesa, Mia adoptó una actitud resuelta y abrió el azucarillo con determinación.
- Te digo más: He decidido que a partir de ahora en mi vida está prohibido prohibir lo inoportuno, lo enigmático y las razones irracionales.

Carla le dio un beso en la nariz y mordió muy despacito, disfrutando del momento, un bombón de praliné.
- Yo últimamente me he dado cuenta de que en algo inoportuno suele esconderse una oportunidad, de que hay algo magnético en lo enigmático y de que lo más razonable es hacer caso a lo irracional.

Y disfrutaron juntas de ese café que tanto echaban de menos.

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