'+1 Agregar como amigo'

Ayer empecé la mañana llorando.
Lloraba suave, despacito, prestando atención a cada lágrima que me recorría la mejilla.
Estaba triste, pero era una tristeza cálida, acogedora.

Te escribí.
Lo echaba de menos -sigue siendo raro no explicarte cada minuto de mi vida, aunque reconozco que me siento mucho mejor desde que no doy explicaciones-.
Sé de sobra que es fácil que esas dos cuartillas vayan directas a la papelera de la oficina.
Sé de sobra que ahora mismo te gustaría poder hacer eso mismo conmigo.

Pero todavía me quedan esperanzas de que un día como otro cualquiera me regales la oportunidad de empezar la mañana sonriendo porque habrás decidido que ha llegado el momento de quitarme la cruz, porque habrás asumido que el cariño no se acaba porque sí y cuando uno quiere, porque habrás entendido por fin que con nadie tiene más sentido que conmigo el botón de "Agregar como amigo".

2 comentarios: