"Cuando puedas mira hacia el este y acuérdate de mí."

En ese mismo momento pasaron muchas cosas a la vez: una ráfaga de viento me levantó la falda y revolvió las nubes, la chica que esperaba conmigo al autobús me miró entre intrigada y envidiosa no sé muy bien por qué, una moto aceleró justo al pasar a mi lado poniéndome la carne de gallina y de repente vi que algo brillaba en el suelo.

Había encontrado la segunda pista; una llave muy pequeña, plateada.

Sonreí con mi fantástica sonrisa culpable al acordarme del dado diminuto que apareció sin avisar en la puerta de mi casa para avisarnos de que habíamos superado el primer nivel.

Y dijiste desde el otro lado del teléfono: -¿Ya la has visto? ¡Hoy la luna está enorme!-

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