Serendipias

Hubo un tiempo en que yo no encontraba las palabras -sentía cosas nuevas a las que no sabía poner nombre- y mi mente cuadriculada estaba confusa por no saber redactar lo que el corazón le iba apuntando. Entonces -una tarde de viernes en mi despacho, perdiendo el tiempo de álbum en tablón- de pronto leí:

"... no te detengas, nunca pares, ven conmigo.
Seamos nosotros la fiesta, los invitados,

las copas y el champán
con que brindemos esta noche."
 
Seguí aquel enlace como si fueran las baldosas amarillas que llevan a Oz...
Agradecida por encontrar sin esperarlo un diccionario de lo que estaba viviendo, dediqué a la pantalla del ordenador una de mis primeras sonrisas culpables.

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Meses más tarde llegaba el desastre; el accidente sin casco, la demolición de mi estructura de Lego. Las palabras volvieron a marcharse; y entonces le oí decir:

"... lo malo es que siempre te he dado mucho más de lo que tenía.
Lo bueno es que, dándote todo, supe que te di lo que te merecías."

Dejé que la cadencia de esa canción me acunara mientras sangraban las heridas...
Demasiado cansada para expresar lo que sentía, hice mías sus letras y le dejé hablar por mí durante un tiempo.
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Más adelante intentaba ponerme de nuevo en pie y buscaba una barandilla para agarrarme cuando flaqueaban las fuerzas. Se me ocurrió pedirle consejo y desde sus páginas me contó:

"...acabé perdido en medio de la ciudad de las almas sin rumbo, preguntándome por qué, cuanto más te esfuerzas en olvidar, más la recuerdas. (...) Decidí tomármelo con calma. Aunque doliera. Aceptar el dolor como el precio de las cosas más hermosas. Tu recuerdo poco a poco comenzó a bajar el volumen de su voz (...) La tristeza se iba diluyendo en el paso de los días. Así llegó el día en que ya no te necesitaba. Esa noche comprendí que el final es también el principio."

Reflexioné en silencio sobre aquella historia.
Reconfortada tras su consuelo, continué caminando.
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Marzo acababa de empezar y el cuerpo me pedía primavera; por eso compré aquellas entradas, como el que abre una ventana un día de sol en pleno invierno.
El patio de butacas fue testigo de mis primeras carcajadas en muchos meses, porque la naturalidad con que explicaba las cosas en su directo me hizo recordar que no siempre hay que tomárselo todo tan en serio y que lo más sano es reírse de uno mismo.

Esa noche, de camino a casa, tarareaba distraída:

"...voy a sonreír,
(...)
Pienso encontrar las llaves que cierran las heridas..."

Serena y sonriente concilié el sueño a la primera como en los viejos tiempos.
  
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Y llegó el día en que metí en la última maleta los restos del desengaño para descubrirme a mí misma entera y con voz, con ganas de compartir con los demás lo genuinamente mío.

El verano se convirtió en una barra libre de "gracias"... pero con él seguía en deuda.


La casualidad se coló entre las páginas de mi agenda para llevarme a Salamanca y poco después a Aguilar, pero no reuní coraje para decirle que coincido al 100% con los que dicen de él que tiene el don de hacer universal lo íntimo.
Por eso se lo digo aquí y ahora: Gracias Marwan por ser genuino y transparente, por acompañarme sin saberlo y por aparecer sin avisar.
 

"Sara, aquí te dejo mis pequeñas crónicas, las noticias que llegan escritas desde mi corazón..."

Gominola Nº 27 - Little Red Riding Hood

Cosas que una se encuentra de camino a casa de su abuela...
 
C/ Veinte metros, Valladolid.

...y que sirven como leit motiv de la semana.
 
¡Feliz lunes!


Teenage dream

Respirar.
                 Recuperar.
                                  Retomar.
                                                 Repasar.
                                                               Regresar.
                                                                               Reinventar.
                                                                                                  Reposar.

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Hace un par de semanas me despidieron, desde ayer soy oficialmente una más dentro del cómputo tremendo de parados en España.
La gente me pregunta cómo me encuentro y yo... sonrío. Sonrío a lo grande y de la manera más culpable que he sonreido jamás.

Señoras y señores, doy fe de que no hay mal que por bien no venga -Alicia, este refrán para el calendario del 2013, s'il te plaît- y me sabe mal decirlo porque no es políticamente correcto, pero a mí me han hecho tremendamente feliz con el despido.

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Como es de imaginar, en su momento subí aterrorizada al despacho de Gerencia, lloré como un bebé recogiendo mi mesa del #despacho132, protagonicé un melodrama con esa compañera que a día de hoy considero mi hermana mayor... pero esa misma noche brindé con verdejo por volver a ser dueña de mi tiempo.

  • No tengo la seguridad de una nómina a final de mes, ni tarjetas de visita con mi nombre y mi contacto, pero todas las cosas que hago cada día las hago queriendo hacerlas, poniendo en ellas actitud, cariño e intención.

  • Doy gracias por la oportunidad que se me presentó sin buscarla hace dos años, pero soy feliz por poder volver a abrir las puertas que cerré en ese momento.

  • Soy consciente de que sigo viviendo una situación de privilegio, sin niños, hipotecas ni quebraderos de cabeza domésticos; por eso mismo me alegro de haber sido yo y no cualquier otro compañero quien se haya ido de la casa y me permito la frivolidad de vivir este momento como un regalo.

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Ahora estudio, leo, paseo, desayuno, veo películas, voy a exposiciones... y soy feliz.

La mala época por la que todo el mundo me da el pésame está siendo la más dinámica y enriquecedora que he vivido en mucho tiempo y doy gracias todos los días por haber jugado a ser adulta, por haber aprendido tanto de esa experiencia, y por contar ahora de nuevo con la posibilidad de ser niña a los 25.
Ir a clase en sudadera y con la carpeta llena de apuntes e ideas, quedarte en la cama el día que necesitas dormir algo más, preparar una entrega sobre el tema más inverosímil... son experiencias que saben a nuevo cuando las aprecias con otra mirada y desde otro momento de tu vida.

Ayer, sin embargo,  pasé el día dándole vueltas a la idea de que, al llegar tan ávida de disfrutar de lo cotidiano a este punto de mi camino, corro el riesgo de absorber todo con demasiada intensidad, de ser incapaz de ordenar lo que me llega y no poder asimilarlo.

Justo cuando más borracha de estímulos, proyectos e ideas estaba, llegó este vídeo y con él, el concepto:

Cuando la vida te invite a ser adolescente, no analices, no saques conclusiones; limítate a hacer las cosas sencillas: a besar, correr y brindar...

ROMA, film promocional de 55DSL S/S2012 Collection.