Nestea

¿Sabes por qué me fije en ti? Porque llegabas con el corazón abierto: tenías un agujero enorme y ninguna fuerza para cerrarlo.
Te habían vuelto pequeña y vulnerable y te entregabas a los demás entera y sincera.
Habías rendido todas tus armas.
Ya no eras capaz ni de disfrazarte para convencernos al mundo y a ti misma de que eras feliz.

Y yo me di cuenta de una cosa: era fácil echarte una mano y cerrar esa brecha, pero dejaríamos dentro un montón de veneno que te destrozaría poco a poco -no hay nada peor que dejar que un mal amor se enquiste-.
Por eso esperé a que drenaras todo el daño -salían cosas y más cosas sin parar- y sólo me preocupé de que supieras que yo estaba cerca.

Lo que tú no sabías es que aprovechaba cada minuto para dejar semillas que, cuando tuvieran espacio, te ocuparían entera y así ya no podrías escaparte.

Lo que no sabía yo es que había encontrado la tierra precisa y preciosa donde echar raíces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario