- Puedes preparar una sesión supercañera para motivarte, pero es fácil que se cuele una canción triste que te haga llorar.
- Puedes llevarlo encendido sin prestarle atención y que, de repente, una frase concreta de una canción consiga que te despiertes.
- Puedes compartirlo en silencio con otra persona para fabricar recuerdos con banda sonora y después sonreir con cara de idiota cuando esas canciones aparezcan sin avisar.
- Puedes organizar una lista con exitazos del momento, pero terminarás cayendo en la tentación de incluir ese temazo de toda la vida que -aunque se pasó de moda hace mil años- no puedes evitar seguir escuchando.
Bonus track
Si lo piensas, la vida a veces es como la lista de reproducción de tu i-Pod:
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