Espejo

Carla estaba sentada sola en una cafetería justo enfrente del portal donde vivía Mia.

Tenía un mal día -la nube apretaba fuerte y de manera intermitente desde hacía un tiempo, tormentas de verano...- y sentía la necesidad urgente de deshacer el enorme nudo que le cerraba el estómago para así vomitar todo el veneno que poco a poco se había ido acumulando dentro de ella. El problema era que no sabía cómo hacerlo.

Se preguntó dónde estaría Mia en ese momento... habría sido reconfortante llamar a su timbre y que hubiera bajado a tomar con ella un zumo de naranja.
Le habría dicho:

- Nos echo de menos a nosotras mismas...

Me encantaría poder decir un buen día: "¡Te invito a un café y unas tortitas en el 2006!" como si te estuviera diciendo que quedamos a las cinco y media.
Nos reuniríamos las cuatro -las de ahora y las de entonces- en algún bar de la Plaza Mayor y hablaríamos de cosas absurdas, de apuntes y asuntos pendientes, dibujaríamos corazones y estrellas en nuestras agendas y nos emborracharíamos de planes imposibles.

Sería genial. Increíblemente refrescante.

Aunque, por otra parte, no estoy segura de que a la Carla de entonces le gustara la persona en la que se ha ido convirtiendo...
Soy más fría, más racional y más desconfiada. No he llegado a ser tan fuerte, tan independiente ni tan brillante como ella quería ser. Sigo siendo inestable, irresponsable  y me afecta la lluvia. Aún no he sido capaz de domesticarme a mí misma ni lo que siento.-

Mia habría respondido:

- Se te olvida un detalle importante: Yo me niego a mí misma guardando lo que siento en el Borrador, tú vacías la Nevera convencida de que así haces un ejercicio de madurez... pero seguimos comiendo galletas y nos pintamos las uñas de colores. Somos y seremos siempre niñas, eso no cambia. Es lo que nos hacía especiales entonces, pero no lo hemos perdido.-

Carla se quedó aún un buen rato mirando su botella de agua, todavía estaba triste.
Cuando se cansó de estar parada siguió su paseo para ver si se encontraba por la calle alguna sonrisa culpable.
Al pasar por el portal de Mia le mandó un beso con el pensamiento y le dio las gracias.

Hay días en que es bueno tener buenas amigas, aunque estén lejos y no puedan consolarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario