El libro amarillo.

Anoche soñé contigo: me llamabas para invitarme a un café porque habías decidido perdonarme.

Nos dábamos un abrazo. Me contabas cómo te iba todo.
Mientras tanto, ella y mis amigas se contaban cosas en la mesa de al lado; se reían mucho.

Entraba luz por las ventanas y, cuando él vino a recogerme y te levantaste para saludarle, tuviste que cubrirte los ojos.
Le diste una palmada en la espalda y le pediste que me cuidara.
Os sonreísteis.

Prometiste seguir en contacto y dijiste algo gracioso.
Nos despedimos con un beso y me acariciaste la cabeza.

Por la mañana me di cuenta de lo lejos que estás todavía, pero ahora dueles menos y me siento mucho mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario